miércoles, 9 de octubre de 2013

Guía del uso de las slippers




Como siempre, en el detalle está la respuesta al porqué de esta tendencia tan invasiva: sustituye estéticamente a las ya repetidas bailarinas y los mocasines de los pijos, toman el relevo de la comodidad de las demasiado vulgarizadas zapatillas deportivas, y, por encima de todo esto, en el empeine y la corta pala se puede «leer» la biografía de ese día en que su dueñ@ ha decidido calzarla en público.

Calaveras, escudos nobles, lacitos, rostros, pieles de la sabana, iniciales, corazones, flechas, monedas: mensajes de «rentrée» que, como un pie de foto, rematan la exhibición de identidad de la persona, como si no pudiera quedar nada en blanco, como si los tatuajes que en invierno no se ven dejaran un vacío emocional tan irritante como un silencio de whatsapp.

El largo camino hacia la igualdad con lo masculino emprendido hace un siglo por lo femenino ha ido dando frutos en ambas direcciones a cada parada, pero nunca hasta hoy había aparecido una prenda, en este caso un accesorio, que careciera totalmente de género; ni siquiera los jeans, los pantalones sin género por excelencia, son tan intercambiables y asexuados como esos slippers decorados y/o personalizados. Ahora se cierra el círculo definitivamente, y podemos jugar a recortar de las fotos tantas cabezas y pies como queramos y cambiarlas de cuerpo, que el resultado visual será prácticamente el mismo. Apuesto a que ni hombres ni mujeres se distinguirán demasiado entre ellos, y solo por su nombre podremos reconocerlos.
 
 
Fuente: Marieclaire.es


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